El film de Barry Jenkins ostenta todos los avances tecnológicos, pero carece de la grandeza y la gracia del largometraje de hace treinta años. Además, puede resultar algo violenta para los más chicos.
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Una música demasiado presente y ampulosa, canciones poco memorables, dos escenas demasiado fuertes para los más chicos y una duración excesiva son los principales defectos de la precuela de “El rey león” que ahora vemos. Podemos sumar una escena de pelea medio confusa, la poca gracia de los personajes cómicos, la breve toma de un león caminando sin avanzar (inexplicable descuido de edición), en fin, basta por ahora.
Lo bueno, lo elogiable, está en el avance del sistema de animación “fotorrealista”, algunas expresiones muy bien logradas, los ejemplos de familia, entereza moral y liderazgo, la complejidad de sentimientos del personaje que se ve desplazado, y el atractivo de un cuento dentro del cuento. En este caso, el mono viejo, medio místico, le va contando a una cachorrita la vida del abuelo que muy pequeño quedó huérfano de padre y perdido en el mundo, y gracias a una leona piadosa que lo crió como a un hijo pudo crecer fuerte, hábil, e inteligente, al punto que los demás animales lo proclamaron rey de todos ellos.
No digamos rey de la selva. Acá hay monte, sabana y hasta las nieves del Kilimanjaro, pero nada de selva. Al final todo cierra debidamente, y despierta en el espectador las ganas de ver cómo sigue la historia, es decir, ver, o volver a, la película original, “El rey león” de 1994, que no tenía los avances técnicos de lo que ahora vemos pero tenía mayor encanto -y confesada inspiración literaria, Shakespeare mediante.
Un detalle curioso: todo el elenco de voces de la versión en inglés está integrado por afrodescendientes, salvo cuatro actores blancos, los dos que hacen los personajes ridículos, y los que hacen de león y leona blancos y malvados. El director es Barry Jenkins, autor de “Luz de luna”, ganadora del Oscar, y la hermosa y dolida “If Beale Street Could Talk”, sobre novela de James Baldwin que acá se editó como “Blues de la calle Beale”.
Otra curiosidad: coincidiendo con el estreno a nivel mundial de “Mufasa”, la empresa Disney lanza una campaña de donación global bajo el lema “Protege la manada”, con el objetivo de duplicar la cantidad de leones salvajes que hay en Africa, ya que hoy están casi en extinción. De recuperarlos se ocupa la Lion Recovery Fund, de la Wildlife Conservation Network. Algo similar se está desarrollando aquí con los yaguaretés del Iberá y otros animales en riesgo de desaparición.
“Mufasa. El rey león” (Mufasa. The Lion King, EEUU, 2024); Dir.: Barry Jenkins; animación.