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miércoles, enero 1, 2025

Un sacudón en Enero, cuando nadie está mirando

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La devaluación de Brasil y la intervención del Gobierno de Javier Milei sobre el dólar generó una situación de estabilidad cambiaria que empezó a mutar en un proceso peligroso. Un artículo que publicó este viernes el Financial Times y que compartió en redes Héctor Torres, ex Fondo Monetario (FMI), precisa que «Argentina es vulnerable a una devaluación repentina»

Esa situación se traduce, hacia adentro del Gobierno, en una interna en ciernes: por un lado, Milei quiere hacer una correción cambiaria «mínima» en enero, el mes en el que, según él, nadie está prestando atención a las medidas. En la otra esquina, el ministro Luis Caputo asegura que «de acá a tres meses no se puede tocar nada», ni siquiera el dólar blend, que está logrando que el campo alimento los dólares financieros en el momento más caliente de la demanda. En el medio, además, está el FMI, que de cara a un acuerdo reclama una devaluación. 

Las presiones cambiarias a las que el Gobierno entró sólo por seguir intentando pisar el dólar para controlar la inflación, ya incluso llevaron a sus economistas afines a hablar de precios de estabilidad que están lejos de los actuales (ver aparte). Más allá de que el Gobierno lo niegue, las tensiones son casi naturales. Fuentes oficiales adelantaron a Página I12 que el hecho de las últimas horas, las ventas por 600 millones de dólares que hizo el BCRA para darle divisas a la japonesa Toyota -que aprovechó la caída del Impuesto País para pagar importaciones- «se pueden repetir en otras empresas». 

¿Donde? El Gobierno sabe, más allá de lo que es demanda industrial, que los grandes supermercados sumarán demanda de dólares para importar alimentos procesados y otros bienes, como cubiertas para autos. Eso es un drama para las cuentas: estiman en oficinas oficiales que en los próximos meses el BCRA pagará unos 600 millones de dólares mensuales en importaciones y, lo que es peor, deberá desembolsar un ritmo de 2000 millones de dólares al mes por la salida de turistas argentinos al exterior. 

A eso hay que sumarle, dicen los especialistas, la cantidad de dólares que en la última semana el Gobierno viene utilizando para frenar las cotizaciones de los dólares financieros, que empezaron a irse para arriba. 

Parece una ficción, pero es real: en este escenario, y luego de un ajuste brutal, liberación de controles a los privados y una recesión que duró casi un año, el Gobierno tiene el mismo nivel de reservas negativas que heredó del gobierno saliente, y un atraso cambiario pocas veces visto. De hecho, un informe muy reciente de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia alertó que «en 2025, la demanda de dólares será mayor que en 2024. A la apreciación cambiaria y cierto rebote de la demanda interna se sumarán mayores pagos de deuda, que rozarían los u$s25.000 millones (más del 75% de las Reservas brutas) entre el Estado Nacional y el Banco Central, más provincias y empresas. Una parte podría cubrirse con fondos frescos de las firmas, como se hizo en los últimos meses, pero no alcanzaría para todo». 

¿Y el Fondo?

Carlos Rodríguez, ex funcionario de Hacienda con Domingo Cavallo en los años y Menem, supo ser uno de los primeros asesores de Milei. Luego, su posición crítica los separó. En las últimas horas analizó, en redes sociales, el pedido de importaciones de Toyota como un gesto de dudas de grandes empresas sobre la posibilidad de que Argentina llegue, finalmente, a un acuerdo con el FMI. 

Sin embargo, en una entrevista con un youtuber libertario, Caputo se mostró «muy confiado» en llegar a un pacto que le permita a Argentina tener divisas en volúmen para salvar el plan económico. En esa charla, el ministro también adelantó que se saldrá del cepo cambiario en 2025. El problema radica en que, en privado, Caputo va corriendo la zanahoria del acuerdo. 

El ministro no quiere una devaluación al menos hasta marzo porque asegura que allí se podrá analizar la meta fiscal y recién después tomar medidas. Pero el FMI exige lo de siempre: unificación cambiaria. Así las cosas, el Gobierno ya dice que el acuerdo podría llegar después del primer cuatrimestre. Es decir, Milei queda obligado, según la visión de Caputo, a sostenerse casi 6 meses interviniendo el dólar y sin ingreso de divisas en volúmen. Hasta ahora, la tarea de contención la hizo el exitoso blanqueo de capitales, que inyectó 20 mil millones, pero hacia adelante hay un enigma. Y Caputo quiere ese mismo monto, en plata fresca del Fondo. 

De hecho, no parece casual que lo que antes era un acuerdo confiable con el FMI ahora pase al terreno de la duda. Los que conocen el paño aseguran que a Milei le cayó muy mal la elección, de parte de Donald Trump, de Mauricio Claver Carone como el encargado de las relaciones latinas de los Estados Unidos. 

Carone es el ex titular del BID que aseguró que el ministro Guillermo Francos (otro ex BID durante el gobierno de Alberto Fernández) fue parte integrante de los que vocearon irregularidades suyas y un amorío con una empleada que lo terminó eyectando del cargo. Pero, además, es quien a mediados de este año le restó peso a la relación de Milei con Trump, y le bajó el precio a un presunto acuerdo millonario de Argentina con el Fondo Monetario. 

Más allá de la faz política, que es relevante, hoy el organismo que conduce Kristalina Georgieva ve con desconfianza prestar mucho dinero sin corregir tipo de cambio porque fue informada de la dinámica de ventas del BCRA para frenar una corrida. Además de la salida de dólares por turismo. Por todo eso, los plazos se extienden: el FMI quiere ver qué pasa durante el verano argentino y cuánto dura la supuesta paz cambiaria, entre la intervención interna y los sacudones que se producen en el vecino que condiciona, Brasil. 

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