Ian Rosenberger, director ejecutivo de Day Owl, una empresa neoyorquina de seis años de antigüedad que fabrica mochilas en Vietnam, ha suspendido los pedidos futuros. A menos que se llegue a un acuerdo para reducir significativamente los aranceles vietnamitas, Rosenberger estima que Day Owl tiene 30 días antes de quebrar.
Pero con un ciclo de producción de unos 100 días, esperar mucho más tiempo podría suponer perderse la crucial temporada de compras de regreso a clases. «Los daños ya son lo suficientemente significativos como para representar una amenaza existencial», afirmó, y añadió que sus siete empleados se han preguntado si deberían prepararse para perder su trabajo.
Rosenberger dijo que los aranceles aumentarían su impuesto a $22 desde $5, lo que lo impulsó a aumentar el precio de su bolso de alta gama a $212 desde $155.
Los Distribuidores y Minoristas de Calzado de Estados Unidos (Footwear Distributors and Retailers of America), cuyos miembros incluyen a Nike, Walmart, Skechers y Deckers, calcularon que una zapatilla para correr de 155 dólares fabricada en Vietnam tendría que tener un precio de 220 dólares en las tiendas estadounidenses para compensar el arancel del 46%.
Vietnam es vital
Vietnam ha desarrollado fábricas especializadas que producen desde zapatillas de deporte de alta tecnología hasta chándales. Es el segundo mayor proveedor de ropa y calzado importado a Estados Unidos después de China, y un centro de fabricación clave para Nike, Adidas y otras marcas.
Vietnam pidió un retraso de 45 días en la imposición de aranceles estadounidenses y dijo que compraría más productos estadounidenses, después de que Trump y el líder vietnamita To Lam acordaran el viernes discutir un acuerdo para eliminar los gravámenes.
Las acciones de Nike han caído un 14% desde que los mercados cerraron el 2 de abril, el día en que Trump anunció los aranceles, mientras que las acciones de Adidas perdieron un 16%, las acciones de Puma bajaron un 18% y las acciones de VF Corp, propietario de North Face, cayeron un 31%.
Estas grandes empresas trabajan con fábricas de todo el mundo, lo que les proporciona cierta capacidad de negociación para repartir los costes arancelarios con los proveedores. VF Corp. está «bien diversificada en toda su cadena de suministro para gestionar los aranceles», afirmó un portavoz.
Las pequeñas empresas, como la marca de running para mujeres Oiselle, con sede en Seattle, Washington, tienen menos capacidad para absorber el costo y menos recursos para planificar alternativas.
Arielle Knutson, directora general de Oiselle, ha pedido a sus 14 empleados a tiempo completo que trabajen en dos o tres planes de contingencia tarifaria, además de sus trabajos habituales.
Oiselle, que se abastece de leggings, sujetadores deportivos y camisetas para correr de Vietnam, ha retrasado los pedidos de la primavera de 2026 que normalmente se estarían enviando ahora.
Solicitar la cantidad correcta de producto y no quedarse con demasiado dinero inmovilizado en el inventario es fundamental. «Es una aguja casi imposible de enhebrar», dijo Knutson.
La marca de ropa de abrigo Wild Rye, con sede en Ketchum, Idaho, obtiene chaquetas de esquí y pantalones de ciclismo de montaña de proveedores en China, que estarán sujetos a un arancel adicional del 34% a partir del miércoles.
«Esto va a generar una enorme presión en la empresa», declaró la fundadora Cassie Abel. Ha congelado las contrataciones y los aumentos salariales para sus 11 empleados, y afirmó que la empresa tendría que absorber parte del aumento de tarifas para evitar un aumento del 40 % en los precios.
Day Owl, Oiselle y Wild Rye dijeron que anteriormente habían intentado producir a nivel nacional, pero la calidad era mala, por lo que trasladar la producción a Estados Unidos no es práctico.
El precio de los autos
El temor a un incremento significativo en los precios de los automóviles ha llevado a los consumidores en Estados Unidos a adelantar sus compras, según informó NBC News. Según estimaciones de Goldman Sachs, los vehículos importados podrían experimentar un aumento de precio de hasta 15.000 dólares, mientras que los automóviles fabricados en Estados Unidos con piezas extranjeras podrían encarecerse hasta en 8.000 dólares.
La medida arancelaria podría impactar tanto a los vehículos importados como a aquellos ensamblados en Estados Unidos, ya que la mayoría de las piezas utilizadas en la fabricación de automóviles provienen de diferentes partes del mundo. Según la Casa Blanca, aproximadamente la mitad de los 16 millones de automóviles vendidos en el país durante 2024 fueron importados, lo que significa que una gran parte del mercado se verá afectada por los nuevos aranceles.
Algunos fabricantes de automóviles ya han advertido a los concesionarios sobre posibles aumentos en los precios de los nuevos envíos. Hyundai, por ejemplo, comunicó a través de su presidente y director ejecutivo, Randy Parker, que los precios actuales no están garantizados y podrían cambiar para las unidades vendidas al por mayor después del 2 de abril de 2025.
El anuncio de los aranceles ha generado un aumento en la actividad de los concesionarios, ya que muchos compradores buscan adquirir vehículos antes de que los precios suban.
El posible aumento en los precios de los vehículos nuevos podría tener un efecto dominó en el mercado de autos usados. Si los consumidores optan por evitar los costos más altos de los automóviles nuevos, es probable que la demanda de vehículos usados aumente, lo que podría llevar a un incremento en sus precios.
También se encarecen los iPhones
También se espera un incremento fuerte en el precio de un artículo sensible para los estadounidense: el iPhone: Esto se debe a que, de acuerdo con un informe de TechInsights, los costos asociados con el ensamblaje de un iPhone en Estados Unidos podrían aumentar considerablemente, llevando el precio del dispositivo a niveles muy elevados, como nunca antes los tuvo.
Esta situación se complica aún más con la imposición de un arancel del 54% a todas las mercancías provenientes de China, lo que afectaría los márgenes de ganancia de compañías como Apple.
El modelo más reciente de este celular es la serie 16, y es el que más aumentaría su valor con estas medidas arancelarias que llega a afectar incluso a una de las marcas más conocidas a nivel mundial, estadounidense, y que posee uno de los dispositivos más codiciados por muchos.
El aumento de costos de producción en Estados Unidos
Para comprender el impacto de estos costos, puede tomarse de muestra uno de los modelos más recientes de iPhone y cómo su precio de fabricación podría cambiar. Según TechInsights, el costo de los componentes internos del iPhone 16 Pro de 256 GB es de aproximadamente u$s550.
Si se incluye el ensamblaje y las pruebas, el costo total para Apple asciende a unos u$s580. Sin embargo, con la imposición del nuevo arancel, este costo podría elevarse a u$s850, lo que reduciría notablemente el margen de beneficio de la empresa, a menos que ajustara los precios al alza.
En este contexto, trasladar la producción a Estados Unidos no solo supondría enfrentar los aranceles, sino también asumir elevados costos laborales relacionados con la mano de obra y la infraestructura.
El problema del ensamblaje y los aranceles
El sistema de ensamblaje en China es altamente intensivo en mano de obra, lo que no sería viable económicamente en Estados Unidos. Según las estimaciones, la mano de obra de ensamblaje que cuesta u$s30 por teléfono en China, podría ascender a u$s300 en Estados Unidos.
Incluso si Apple decidiera producir el iPhone en EEUU, seguiría enfrentando impuestos sobre las numerosas piezas importadas. La fabricación local de cada componente, desde la pantalla táctil hasta el almacenamiento interno, podría incrementar el costo del dispositivo a niveles elevados.
Este panorama resulta de gran complejidad y sugiere que la fabricación de un teléfono móvil a un precio competitivo en el país norteamericano se torna completamente incierto.
En este sentido, se recomienda a los consumidores que consideren prolongar la vida útil de sus dispositivos actuales, ya que el futuro de los precios es una incógnita. La situación de los aranceles sigue sin resolverse, lo que podría resultar en valores mucho más altos si las empresas no logran encontrar una solución viable para la fabricación local.
La estrategia de Apple
Según un informaron, Apple comenzó a redirigir parte de su producción de iPhones desde India hacia Estados Unidos como medida de contingencia ante el nuevo paquete arancelario implementado por Donald Trump.
Fuentes cercanas a las operaciones de la compañía indican que Apple busca mitigar el alto costo asociado con los aranceles a los productos fabricados en China, los cuales ahora ascienden al 54%, en comparación con el 26% aplicado a los productos provenientes de India.
Esta decisión responde a la incertidumbre generada por las políticas comerciales de Estados Unidos. Aunque en el pasado, el CEO de Apple, Tim Cook, logró una exención de aranceles durante la primera administración de Trump, la empresa considera que el escenario actual no permite tomar decisiones estratégicas de largo plazo para su cadena de suministro, que sigue dependiente de China.
El impacto en la producción del iPhone
El iPhone, que representa casi el 50% de los ingresos de Apple, quedó en el centro de la disputa. Según distintos analistas, antes de la imposición de los aranceles, la empresa tenía planes de producir 25 millones de iPhones en India para 2025, de los cuales aproximadamente 10 millones estaban destinados al mercado local.
Si la producción se redirige hacia EEUU, podría abastecerse aproximadamente la mitad de la demanda anual de iPhones en ese país.
El impacto en la bolsa fue inmediato: las acciones de Apple cayeron un 19% en tan solo tres días, marcando su peor rendimiento en casi un cuarto de siglo.