Josh Wingrove y Amara Omeokwe
Donald Trump restó importancia a su enfrentamiento con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, por los sobrecostos durante una visita al proyecto de renovación del banco central el jueves, dejando claro que consideraba que la baja de la tasa de interés es un asunto más urgente.
Tras intercambiar críticas públicas con Powell sobre el costo del proyecto, Trump sostuvo que “no había tensión” con el jefe de la Fed e indicó que probablemente eso no era motivo suficiente para destituirlo. “Hacer eso es un paso muy grande y no creo que sea necesario”, dijo a los periodistas.
Aun así, la visita no estuvo exenta de momentos de tensión. El presidente bromeó con que normalmente despediría a un director de proyecto que supervisara un exceso de costo como este. También se burló de Powell, blanco de sus críticas desde hace meses, por la política de tasas. “Bueno, me encantaría que bajara las tasas de interés. Aparte de eso, ¿qué puedo decirles?”, declaró Trump.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
El riesgo de la bancarrota en el liderazgo occidental de Donald Trump
El dólar subió 0,2% después de que Trump dijera que no era necesario despedir a Powell.
La visita fue inusual: Trump es el primer presidente en casi dos décadas que acude a la Reserva Federal, un gesto que subraya cómo en su segundo mandato ha intensificado la presión sobre Powell para lograr tasas más bajas, desafiando las normas tradicionales de independencia del banco central. Este mandato se ha caracterizado por una expansión del poder ejecutivo que ha sometido a numerosas instituciones e industrias, salvo la Reserva Federal.
Cómo fue el encuentro entre Trump y Powell
Trump y Powell, con cascos blancos, iniciaron la visita bajando por un pasillo en penumbra para hablar con la prensa. Trump se centró en lo que considera un gasto exorbitante para renovar un edificio federal, mientras Powell negaba con la cabeza. En un momento tenso, el presidente aseguró que los costos habían llegado a los US$3.100 millones, pero Powell, visiblemente incómodo, lo corrigió.
La escena dejó claro que no hay un acercamiento entre ambos, que retomaron de inmediato las posturas enfrentadas de los últimos meses. La renovación ha servido a Trump y sus aliados para redoblar las críticas a Powell, utilizando los sobrecostos como ejemplo de despilfarro. La visita del jueves situó a Trump junto a un Powell a quien ha intentado humillar en reiteradas ocasiones en redes sociales.
Aun así, al finalizar el recorrido, le preguntaron Trump si había visto evidencia de mala gestión y despilfarro, y finalmente se negó. Si bien afirmó haber presenciado una “situación muy lujosa”, el presidente admitió que entendía que las medidas de seguridad y la necesidad de construir en el sótano conllevaban altos costos.
“Mira, siempre hay mariscales de campo los lunes por la mañana; no quiero ser eso”, dijo Trump. “Quiero ayudarlos a terminarlo”.