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viernes, agosto 22, 2025

A 50 años de la Masacre de La Plata. Homenaje a Adriana Zaldúa

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“Recordar a los compañeros hoy es como revivirlos”.

El pasado 20 de agosto, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata, se realizó una emotiva charla-homenaje a Adriana Zaldúa, militante del PST y estudiante de esa casa de estudios, una de las ocho víctimas del Masacre de La Plata. Participaron del panel su hermana, Nora Zaldúa, Adriana, amiga de la secundaria, Celia, compañera de Carlos Enrique Povedano, y Dawen, militante del PST que compartió militancia con los ocho compañeros asesinados.

Hace medio siglo, en el marco de una huelga petroquímica, ocho militantes del Partido Socialista de los Trabajadores fueron secuestrados y fusilados. Sus cuerpos aparecieron masacrados, como un mensaje mafioso del terrorismo de Estado contra todos aquellos que luchaban por la clase trabajadora. El objetivo era sembrar el miedo y paralizar la militancia. Como se recordó en la charla, “el mensaje que quisieron imponer fue claro: ‘acá estamos, y no queremos que nadie más luche’”.

Adriana Zaldúa tenía apenas 22 años. Trabajaba, estudiaba y militaba, y su compromiso con el PST no era un gesto simbólico, sino una práctica cotidiana de organización, intervención política y convicción en la fuerza de la clase trabajadora. Esa actitud no fue solo la suya, sino la de toda una generación que, desde el PST, y múltiples partidos y corrientes juveniles, asumió el desafío de enfrentar a un régimen cada vez más violento y de luchar por un mundo más justo.

Los ocho militantes fusilados en La Plata encarnan ese espíritu de abnegación y de esperanza colectiva.

Recordar a Adriana Zaldua es mantener vivo el reclamo de justicia ante la complicidad estatal. La impunidad se consolida con Alak gobernando luego de haber cobijado a genocidas como Pomares de la CNU.
Memoria activa y revancha, para dar vuelta todo pic.twitter.com/w8HyARK9f4

— Leonel Acosta (@LeonelAcostaMst) August 22, 2025

La memoria de una generación que no se rindió

El terrorismo de Estado no comenzó el 24 de marzo de 1976. En los años anteriores, el país vivía un clima marcado por la violencia de las bandas paraestatales, un intento de contener las huelgas masivas y el crecimiento explosivo de la militancia estudiantil y obrera.

La Masacre de La Plata fue, entonces, parte de esa política de exterminio previa al golpe, un anticipo del genocidio que buscaba frenar el ascenso de la clase trabajadora que ponía en riesgo los intereses del capital.

Los ocho militantes fusilados no fueron sólo víctimas: fueron protagonistas de su tiempo. Fueron el producto de una época de lucha intensa, pero también de la esperanza en un futuro distinto, socialista. Y esa esperanza, a pesar de todos los intentos de destruirla, de presentarla como ingenua o inútil, sigue viva en quienes hoy continúan organizándose y luchando. La memoria no es un ejercicio pasivo, sino una herramienta viva que sostiene esa esperanza, que impulsa la búsqueda de verdad y que mantiene encendida la exigencia de justicia.

Pero la justicia burguesa se ha negado una y otra vez a castigar a los responsables de los crímenes cometidos antes y durante la dictadura. Y todavía hoy, medio siglo después protege a los verdaderos culpables de los flagelos que sufre el pueblo trabajador desde que amanece hasta que se acuesta. Por eso la memoria que reivindicamos no es sólo recuerdo: es compromiso de lucha. Porque, como bien se dijo en la charla, “la memoria no prescribe”.

Recordando a los caídos de la Masacre de La Plata

El 19 de septiembre en el Pasaje Dardo Rocha de La Plata se realizará un acto unitario en memoria de los ocho militantes de la Masacre de La Plata: Adriana Zaldúa, Oscar Lucatti, Hugo Frigerio, Roberto Loscertales, Lidia Agostini, Ana María Guzner Lorenzo, Carlos Povedano y Patricia Claverie.

A 50 años de aquel crimen, volver a sus nombres es también volver a sus luchas, y convertir el recuerdo en una fuerza presente que nos convoca a seguir peleando por la justicia y por el mundo por el que dieron la vida.

Marcela Gottschald

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