Volvió el fin de semana “Cocinando con Elisa” a Ítaca Complejo Teatral, escrita por Lucía Laragione, protagonizada por Gabriela Villalonga, Luciana Procaccini y dirigida por Mariana Giovine. Se presenta los sábados a las 20.30.
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Gabriela Villalonga y Luciana Procaccini en «Cocinando con Elisa», de Lucía Laragione.
Luego de tres temporadas con muy buena respuesta de público en Beckett, CELCIT, Andamio 90 y tras una gira por Santa Fe, Entre Ríos y diversas localidades de Buenos Aires, volvió el fin de semana “Cocinando con Elisa” a Ítaca Complejo Teatral, los sábados a las 20.30. Escrita por Lucía Laragione, está protagonizada por Gabriela Villalonga, Luciana Procaccini y dirigida por Mariana Giovine.
Una cocina de estancia es el escenario donde dos mujeres, una adulta (Nicole) y otra joven (Elisa), trabajan y cocinan exóticos platos para los señores. Allí pasan sus horas en soledad. Las une su condición de clase y la relación de sumisión y respeto que tienen con sus patrones; sin embargo, la mayor reniega de su condición, alardea de sus saberes culinarios y se comporta como patrona humillando y violentando a la joven.
Entre ingredientes y recetas se irá construyendo una relación tormentosa, en la que se exploran los vínculos de poder, los celos, la envidia y las emociones más ocultas de estos personajes, que replican el mundo de las miserias humanas.
“Cocinando con Elisa” ganó la primera edición del Premio María Teresa León para autoras dramáticas otorgado por la Asociación de Directores de Escena de España en 1994. La obra fue estrenada en Buenos Aires y Madrid y fue traducida al francés y portugués, llevándose a escena tanto en Francia como en Portugal. Actualmente forma parte de Teatrix. Conversamos con Laragione.
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Periodista: ¿Cómo apareció la idea de estas dos mujeres cocinando?
Lucía Laragione: El germen de la obra surgió en el taller de Mauricio Kartun quien pidió una imagen generadora que contuviera una idea de obra. Oí la conversación entre dos mujeres sobre recetas de cocina y supe desde el inicio que en esa conversación se escondía una relación de poder.
P.: ¿Cómo es esta relación tormentosa en la que aparecen vínculos de poder, celos, envidia y miserias?
L.L.: No me propuse hablar conscientemente de la condición de clase o la sumisión pero dado que había una cocinera experimentada y una aprendiza se jugaba una relación de poder. Por otro lado sabemos que el poder necesita lacayos y necesita cómplices y eso debe estar en mi de alguna manera.
P.: ¿Por qué quisiste hablar de la condición de clase y la relación de sumisión y respeto hacia los patrones? ¿La podés trasladar a otros ámbitos?
L.L.: En la casa de mis tíos cuando era chica había una cocinera y una mucama. La cocinera era una mujer que se llamaba Elisa que siempre tenía un maquillaje que le hacía una cara casi blanca, con labios muy rojos. Era una mujer cruel, una pobre mujer, y la otra que era de campo, mucama, tenía otro status, seguramente frente a la mirada de Elisa la cocinera. Algo de eso debe haber quedado en mi y aparece en la obra.
P.: ¿Vuelven después de giras y funciones especiales, como se mantiene tantas temporadas una obra?
L.L.: El tema del poder atraviesa el tiempo y los espacios. La crueldad en el ejercicio del poder lo vemos en esta Argentina de hoy lamentablemente. Eso debe explicar de alguna manera la vigencia de la obra.