La apertura indiscriminada que presentan las importaciones, combinada con precios de la indumentaria local que no apenas decaen por efecto de los costos, mantiene a la actividad textil nacional en una situación de crisis que no deja de agravarse. En ese nicho, compañías y organizaciones gremiales coinciden en que el ritmo de producción apenas si alcanza al 40% de la capacidad instalada. Y que buena parte de las empresas han tenido que aplicar medidas de achique para continuar operando de alguna manera. La incidencia de tiendas chinas como Temu y Shein aparece a la cabeza de los factores que, señalan los textiles, golpean la venta doméstica. Es en ese contexto que firmas emblemáticas como Textilana, dueña de la marca Mauro Sergio y proveedora de Kosiuko, activaron despidos a gran escala y, en simultáneo, redujeron su producción de un modo dramático.
La compañía en cuestión, un ícono de los hilados de Mar del Plata, desaceleró su labor casi un 20% y aplicó una primera ola de 50 cesantías que, de no cambiar el contexto de ventas en el corto plazo, podría ampliarse a un número mucho más potente.
En torno a Textilana reconocen que, además de las importaciones, la comercialización también bajó «la caída en el poder adquisitivo de la población, el cual impacta especialmente en el rubro textil».
Textilana tiró el achique para seguir produciendo
«Esto nos obligó a hacer una reestructuración y bajar los niveles productivos un 18% por la falta de demanda. Hoy la planta continúa operando, enfocada en sostener los niveles de producción», indicaron fuentes ligadas a la firma.
«Ahora hubo un cierre de temporada, que como todos los años implica ciertos ajustes, y también una readecuación del equipo en función de los niveles actuales de producción, que este año fueron más bajos por la caída general de la demanda. Fue un proceso necesario para poder seguir trabajando con foco en la sostenibilidad de la empresa», añadieron.
Según trascendió, la compañía redujo su personal de 400 a 350 empleados y opera al 80% de su capacidad productiva, con un nivel de fabricación del orden de las 4.800 prendas diarias.
El mal momento que transita Textilana es representativo de las complicaciones económicas que atraviesa ese sector de la economía a partir de la competencia que generan los portales sobre todo chinos y los costos operativos.
A tono con esto, datos de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) señalan que las compras de ropa en el exterior crecieron 136% en lo que va del año, mientras que las importaciones textiles treparon 93 por ciento.
«La desregulación comercial impulsada por el Gobierno Nacional está provocando un desequilibrio sin precedentes en el sector textil e indumentaria de la Argentina», alertaron desde FEBA.
«.. la producción local se desplomó un 14% en hilados y un 26% en tejidos, provocando más de 5.000 empleos perdidos, 10.000 suspensiones y 8 de cada 10 empresas redujeron su actividad», se agregó.
Textiles en crisis: preocupa el empleo
Respecto de este escenario, Camilo Kahale, presidente de la federación, sostuvo que «la apertura indiscriminada para el ingreso de productos al país, más la apreciación cambiaria, están afectando la competitividad de las pymes».
«Cuando deja de ser rentable producir acá porque es más barato traer prendas del exterior, claramente nuestro sector pierde y la industria nacional se paraliza», remarcó. A raíz de este contexto, reconoció, más del 40% de la maquinaria industrial textil de la Argentina se encuentra paralizada.
En el ámbito gremial la preocupación también es el estado imperante. En ese sentido, Hugo Benítez, secretario general de la Asociación Obrera Textil, afirmó que para poder mantenerse «con vida», el sector viene aplicando despidos por goteo y reduciendo beneficios como el pago de horas extras.
«El panorama de la industria textil es bastante complicado y no vemos que pueda mejorar. La política económica actual deterioró el poder adquisitivo, y eso impacta directamente en la demanda de ropa. A las personas, el dinero apenas les alcanza para los alimentos, en lo que menos piensan es en salir a hacer compras. Aún así, tenemos que firmar paritarias a la baja. Los precios van por el ascensor y los salarios por la escalera«, dijo
Para luego concluir: «Ya hemos vivido épocas anteriores, en las que la industria textil fue la más complicada. La importación hace desastres en todo sentido, no solo en la industria textil».