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lunes, diciembre 23, 2024

Bullrich. De Disney World al Army World sin escalas

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Patricia Bullrich, después de explicar sus costosas vacaciones en Miami para cumplir un compromiso con sus nietos de llevarlos a Disney World, anunció el regreso del servicio cívico, en este caso optativo militar, para jóvenes entre 18 y 24 años, que lo va a implementar Gendarmería Nacional. Marcando su compromiso con el formato represivo que tanto le gusta. Rambito y Rambon nueva misión.

Los anuncios y primeras impresiones

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció el regreso del servicio cívico voluntario en 11 ciudades, dirigido a jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan (los llamados “ni-ni”), según ella con el objetivo de “sacar a los jóvenes de las calles y alejarlos del delito y la droga”.

“De la mano de la Gendarmería Nacional y en colaboración con el Ministerio de Capital Humano, recibirán herramientas y capacitación educativa y laboral”, indicó la ministra. Y agregó: “Una alternativa concreta para que puedan retomar sus estudios, acceder a un trabajo y construir un futuro con orden y oportunidades reales”.

Es inquietante la doble vara, porque por supuesto los compromisos con su familia incluyen viajes, oportunidades, distracciones y fantasías enormes para niños y adolescentes. Pero para nuestros jóvenes de 18 a 24, lo que le ofrece la ministra es orden, el compromiso que tiene con ellos es que si no trabajan ni estudian, como si ellos hubieran elegido esa situación, les toca el servicio militar.

Dice que esto lo hace para educar, pero educar: ¿en qué?, porque si el organismo que lo va a administrar va a ser Gendarmería Nacional, de naturaleza militar, en primera instancia lo va a educar en la sumisión y en la obediencia debida. No solo es equivocado sino es reforzar el esquema represivo. Pero ¿Cuáles son los objetivos?

Rambito Bullrich

No es la primera vez que Bullrich lanza el Servicio Cívico voluntario: en 2019, durante su gestión como ministra del entonces presidente Mauricio Macri (Cambiemos), había anunciado el mismo plan, del que participaron más de 1.200 jóvenes. También apuntaba a quienes no estudian ni trabajan (los llamados “ni-ni”).

Veamos datos, La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza cada semestre el INDEC en 31 aglomerados urbanos cuenta con datos sobre estudios y trabajo. 

Los datos muestran un incremento en el porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan durante 2024 con respecto al mismo período de 2023. En 2024 fue del 13,5% en el primer trimestre y 12,09% en el segundo trimestre; valores que superan los registrados en los mismos períodos de 2023 (12,91% y 11,65% respectivamente). 

Por su parte, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) publicó la nota de investigación “Jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan en la Argentina urbana pre-post pandemia (2017-2021)”. Allí explican que a pesar de que en el 2021 la escolarización de los jóvenes experimentó una mejora con respecto a años anteriores, los jóvenes de 18 a 24 años excluidos del sistema educativo representan a más de la mitad. Además, un cuarto de ellos no estudia, ni trabaja, por lo que son doblemente excluidos (de la educación y del mercado laboral).  

Los datos duros que se ven en ambos informes tienen relación directa con la situación social general, y el crecimiento de la pobreza y desigualdades. Lejos de resolver el problema estructural, Bullrich pretende militarizar a los jóvenes. Una salida que lo único que busca un sector de la   juventud solo tenga como alternativa la sumisión y la obediencia debida.

 Lo que esconden las estadísticas y Bullrich

Los números duros vistos así solo nos anuncian que hay un sector de la juventud que no trabaja en espacios formales y tampoco está estudiando ahora, no analiza los motivos ni tampoco cuáles son las instancias en las que esta juventud en muchos casos trabaja.

Porque muchos de nuestros jóvenes trabajan y mucho en situación absolutamente precarizada, informalmente y sin poder acceder a un trabajo registrado. Muchos interrumpen la escolaridad por esos trabajos y changas informales o por tener tareas de cuidado mientras sus padres agregan horas de trabajo.

Es evidente que en realidad lo que esconden las estadísticas y la propia Bullrich es que esta juventud no tiene oportunidades de elegir un trabajo genuino, real, bien remunerado y formal, como así tampoco tiene la posibilidad de poder estudiar una carrera.

Una realidad que no es de ahora pero que se ve profundizada por este gobierno.

Las propias estadísticas y Bullrich dicen quiénes causan esta situación e intentan culpabilizar a los jóvenes llamándolos “ni ni “ como si fueran responsables ellos de elegir esa realidad , no tener un trabajo formal y no poder acceder a los estudios.

Mientras este gobierno intenta por todos los medios un formato precarizador de la vida y las condiciones de trabajo, como así también privatizador sobre la educación. Los culpabilizan, los militarizan y a su vez intentan reforzar el consenso represivo.

 Seamos bien claros, lo único que buscan es implementar un formato de docilidad frente a la autoridad, de acatamiento y de obediencia debida a nuestros jóvenes, lo que permite que se militarice un sector de la juventud al servicio de reformar los aparatos represivos. En nuestro país esos formatos causaron lo peor de nuestra historia, a la vez que fueron repudiados socialmente. Este programa vende humo a una juventud sin oportunidades y a la que pretenden domesticar.

El ataque a los jóvenes es tremendo, por un lado, la quita de oportunidades, el proyecto de baja de edad de la punibilidad y ahora la militarización como salida. Es evidente que se busca someter a la juventud para domesticar la rebeldía. 

Estas experiencias no han funcionado al servicio de resolver nuestros problemas estructurales y ahora tampoco serán una solución real. En lugar de más oportunidades, educación, trabajo, la oferta que este gobierno tiene a los jóvenes es convertirlos en militares, o presos, en todos los casos pobres y sometidos. No podrán, la rebeldía no se mata, y aunque puedan adormecerla, allí estará para reaccionar tarde o temprano frente a las injusticias. La juventud rebelde es protagonista de las luchas en el mundo, y eso no lo podrán cambiar.  La juventud es el jardín donde florecen los sueños más hermosos y los sueños no se pueden someter.

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