La disputa entre empresas productoras de vacunas contra la aftosa -una enfermedad que afecta a los bovinos- por el mercado argentino escaló a un punto máximo esta semana tras el ingreso del primer lote autorizado de ese producto importado al país por Tecnovax S.A. para su estudio por parte del Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa), con graves acusaciones mutuas y la salida de esta firma de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB).
Las compañías en guerra son Tecnovax S.A, la importadora, por un lado, y Biogénesis Bagó, la líder en el mercado local de vacunas antiaftosa, y CDV (Centro de Diagnóstico Veterinario), un laboratorio argentino con 40 años de trayectoria, especializado en la elaboración de vacunas para la prevención de enfermedades virales y bacterianas de bovinos y ovinos, por el otro. El negocio de la vacuna antiaftosa, que es obligatoria para los rodeos vacunos y bubalinos en el centro, norte y cordón fronterizo de Argentina, pone en juego entre 100 y 150 millones de dólares al año, según fuentes del sector.
El conflicto tiene larga data pero el último round se produjo entre el 19 y 20 de diciembre, después de que llegara a Argentina un primer lote autorizado de 200 frascos de vacunas antiaftosa bivalentes Ourovac importadas por Tecnovax el día martes 17, producidas por el laboratorio Ourofino de San Pablo, las cuales deberán seguir ahora un largo y exhaustivo proceso de evaluación y registro por parte del Senasa para la aprobación de uso en Argentina.
Según informaron desde la empresa, quedaron últimos en la lista de empresas que someterán sus productos a la experimentación y análisis del organismo sanitario. Para estas pruebas, el Senasa trae animales desde la Patagonia (zona libre de aftosa sin vacunación), los infecta con la enfermedad en un sitio de bioseguridad, los sacrifica y luego realiza una serie de estudios para verificar si la vacuna fue o no efectiva. Cabe señalar que la vacuna Oruovac se utiliza desde hace años en Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.
“Que no te engañen”, con respecto a la vacuna antiaftosa, tituló CDV un comunicado publicado este jueves 19 de diciembre, dirigido a productores, veterinarios, asesores, autoridades y a la opinión pública. “En un contexto donde la sanidad animal es crucial para mantener la posición de Argentina como uno de los principales exportadores de carne a nivel mundial, observamos cuestionables maniobras que no solo ponen en riesgo el estatus sanitario del país, sino también la confianza de los productores y mercados internacionales”, lanzó CDV aludiendo a Tecnovax tras el ingreso de ese primer lote importado para su estudio.
La guerra, los bandos y las batallas
El enfrentamiento entre las empresas data de varios meses. El 3 de abril, en una carta dirigida al Senasa, Tecnovax indicó que habían “quedado expuestas las imperfecciones en el abastecimiento de vacuna contra la fiebre aftosa, originadas en la limitada cantidad de oferentes de la misma”. Y señaló: “Interpela al sentido común que durante todos estos años ninguna vacuna importada haya conseguido ingresar a Argentina hasta el día de la fecha», advirtiendo que ello se debía a “una serie de regulaciones cuidadosamente redactadas que terminan restringiendo la oferta y la libre competencia”.
Tecnovax expresó que había “acomodo en el Senasa” y que existía un “mercado cartelizado” en las vacunas contra la fiebre aftosa, puntualizando que las autorizadas en ese momento en el mercado argentino tenían un costo aproximado de USD 2 por dosis mientras que Tecnovax las ofrecería a un costo de USD1 por dosis, «a la mitad del valor que pagan los ganadores”. Asimismo, denunció que existía una “marcada posición dominante de una empresa que por algún motivo difícil de explicar logró que nadie compita en el mercado local”, en referencia a Biogénesis Bagó, imponiendo “un precio escandaloso y con abusos de posición monopólica”.
Más adelante, Tecnovax denunció a Biogénesis Bagó y a CDV por «cartelización y abuso de posición dominante» alegando que el precio de las vacunas “eran en febrero de 2024 de $1430 por dosis a precio de salida de laboratorio lo que equivale a 1,7 dólares a tipo de cambio oficial de ese momento, mientras que en otros países de la región era de entre 0,35 y 0,75 es decir 2 a 4 veces más baratas”, exponiendo que existen «millones de dosis disponibles a precios competitivos que no pueden ingresar a la Argentina debido al marco regulatorio”.
Tiempo atrás, también sostuvo que “la estrategia del monopolio es que Tecnovax se canse y desista de esta competencia”. Y lanzó “la sospecha” de que el Senasa podría haber “impuesto análisis tan rigurosos con el ánimo de retrasar el ingreso de nuevos competidores”. “¿Cómo enfrenta el Estado a un monopolio si se reúne con ellos?», cuestionó Tecnovax.
Después de estas denuncias, el gobierno nacional accedió a permitir el ingreso de la vacuna antiaftosa bivalente, la que también utilizan otros países de la región y es la que trajo Tecnovax de San Pablo, y no la tetravalente que es la que se usa en Argentina actualmente, provista por Biogénesis Bagó y CDV, y cubre a los animales frente a cuatro cepas patógenas del virus. A partir del 28 de febrero de 2025 ya no se permitirá la fabricación de la vacuna tetravalente.Y desde marzo, todas las vacunas que se elaboren en Argentina deberán ser bi o trivalentes.
En agosto de 2024, Biogénesis Bagó S.A. denunció a Tecnovax en la CAB por sus manifestaciones en medios públicos, su web y redes sociales, así como sus acciones con relación a las regulaciones y condiciones del mercado de las vacunas contra la fiebre aftosa que, reclamó, infringían el estatuto de la Cámara.
En septiembre, la CAB emplazó a Tecnovax para que procediera a su descargo y defensa en un plazo de cinco días, algo que la empresa no concretó hasta el momento.
Finalmente, el pasado 4 de diciembre, el Comité de Disciplina y Ética de la CAB constituido por Valentina Carricarte y Alberto Saul y la excusación de participar de las actuaciones (causa N°1/2024) de Graciela Ciccia y Manuel Sobrado, resolvieron expulsar de la Cámara a Tecnovax por “incumplimiento de estatuto e inconducta notoria”.
El Comité consideró que las acusaciones y manifestaciones públicas “contra empresas asociadas, sus directivos y organismos públicos son infundadas, falsas, denigrantes, tienden a generar confusión en el público y/o implican cualquier supuesto de competencia desleal, son lesivas de la confianza, el diálogo abierto, la buena fe y la búsqueda de consensos que son pilares fundamentales que rigen las relaciones entre los asociados”.
Además, argumentó que el incumplimiento del estatuto también se configura por cuanto “Tecnovax promovió una deliberada confusión respecto de las condiciones de mercado y el costo de las vacunas contra la aftosa, pretendiendo equiparar el precio de las vacunas percibido por Biogénesis Bagó en sus ventas a las Fundaciones y Entes de Lucha Sanitaria, y el costo final de las vacunas para los ganaderos que perciben las referidas Fundaciones y Entes de Lucha Sanitaria”. Por estas acciones y su “inconducta notoria» contra Biogénesis Bagó, el Comité resolvió la expulsión de Tecnovax de la Cámara.
Durísimos cruces
“Más de un tercio del total de las empresas de la Cámara guardan relación con el grupo económico al que usted pertenece. Es precisamente usted y sus socios quienes pretenden utilizar a la Cámara Argentina de Biotecnología como una extensión de su propiedad y para la defensa de sus propios intereses, en detrimento de otros asociados, del sector y del propio país. Esta es la verdadera falta de ética y disciplina: la que usted demuestra palmariamente desconocer con su indebido accionar, y la de aquellos genuflexos integrantes que se prestaron para tan baja fabricación”, disparó Diego La Torre, CEO de Tecnovax al presentar la renuncia indeclinable de la empresa a la CAB el 17 de diciembre.
En su comunicado del jueves posterior, CDV cruzó duramente a Tecnovax. “En medio del proceso de ordenamiento económico (diciembre 2023 – enero 2024) engañaron diciendo que “la vacuna antiaftosa argentina era la vacuna más cara del mundo”. Aplaudían al gobierno anterior y ahora son defensores de la libertad. Son los mismos que mediante tergiversaciones y otras prácticas engañosas divulgaron falacias para beneficiarse con modificaciones exprés en normativas biológicas, con atajos en registros internacionales queriendo omitir controles clave en la normativa de proceso de registro de vacunas diciendo que son “barreras paraarancelarias, que no se hacen en ninguna parte del mundo”, enumeró.
Además, CDV denunció el ingreso de vacunas cuestionables: “Se intenta importar vacunas con vencimiento corto, provenientes de una planta ya desactivada y con características no adaptadas a las necesidades biológicas de la ganadería argentina”.
“Argentina exporta más de 3.000 millones de dólares en carne vacuna. Ya sabemos lo que sucedió cuando nos tomamos a la ligera el “tema aftosa”, perdiendo mercados que aún hoy no se han recuperado”, alertó CDV.